La mayoría de las especies pertenecientes al género Citrus constituyen plantas cultivadas para consumo fresco o industrial, y se siembran de manera comercial, principalmente por injerto, para producir plantaciones uniformes en cuanto a época de producción, tipo de fruto, calidad y rendimiento.
En la práctica, esto significa que la planta que se coloca en el campo está compuesta por dos partes; la parte inferior, que se denomina patrón o portainjerto, proviene de semilla, puede ser incluso de especies no comestibles, y da lugar al sistema radicular y la parte basal del tallo; le confiere a la planta características de resistencia o tolerancia a factores bióticos y abióticos relacionados con el suelo; mientras que la parte superior da origen a la copa, que es la parte que produce los frutos, y produce el producto comercial con atributos de calidad deseados. La parte superior de la planta se origina de una yema de la variedad que se va a sembrar, y se une al portainjerto mediante la técnica de injertación. Para aplicar esta técnica hay que sincronizar el proceso de producción de la planta del portainjerto y de producción de la yema en el momento apropiado para que el injerto sea exitoso.

Injerto en cítricos