En los últimos años, la producción de cerezas (granos) de café se ha visto afectada negativamente por el cambio climático y baja fertilidad de suelos, dificultando grandemente el manejo de sus enfermedades. A esto se le puede sumar las malas prácticas agrícolas como el mal uso de pesticidas sintéticos, que resulta en una pérdida de sensibilidad de las moléculas usadas en el manejo de enfermedades fungosas.
Así, debe considerarse la importancia de las enfermedades en el cultivo de café, ya que estos factores bióticos alteran su estado normal, e interrumpen y modifican sus procesos fisiológicos, ocasionándoles daños considerables. Entre las enfermedades que afectan los cafetales sea en un sistema a cielo abierto o bajo un sistema agroforestal, posiblemente las de etiología fúngica son las que más reducen la producción de granos.
Entre estas enfermedades, las más importantes en Latinoamérica próximas a la línea ecuatorial, están:
Roya (Hemileia vastatrix Berkeley & Broome), puede reducir en hasta un 90% el rendimiento de granos en un cafetal. Los síntomas comienzan en el haz de hojas con la presencia de pequeñas manchas de color amarillo pálido, que se expanden hasta los 2 cm de diámetro. Posteriormente, aparecen manchas polvorientas de color anaranjado en el envés de hojas denominadas pústulas, que son predecesoras de la diferenciación de las uredias supraestomatales, que se expanden hasta los 2 cm de diámetro. La lluvia también es un factor de dispersión del patógeno a nivel local, afectando favorablemente la intensidad de la enfermedad dentro del cafetal.
El control genético a través del uso de genotipos resistentes es considerado como una de las mejores estrategias de manejo de la enfermedad a largo plazo. El uso de medidas culturales en un cafetal es una importante herramienta contra la roya del café. La poda de ramas excesivas, eliminación de brotes jóvenes, control de arvenses, manejo de la densidad poblacional y correcto plan de fertilización, son medidas importantes para reducir la intensidad de la Roya en un cafetal.
Los antagonistas bacterianos B. subtilis y Pseudomonas fluorescens aislados de suelos de la rizosfera de plantas de café, usados de forma aislada (1 x 109 ufc ml-1) o consorciados (1 x 108 ufc ml-1), inhiben la germinación de uredosporas (> 60%) y reducen la incidencia de Roya (entre 26% y 43%) en condiciones de laboratorio y de campo, respectivamente.
Mal de hilachas (Ceratobasidium noxium (Donk) Roberts). Afecta prácticamente todos los tejidos aéreos de las plantas de café, reduciendo considerablemente el rendimiento del cultivo. Los síntomas de Mal de hilachas en plantas de café arábico aparecen diez días después de la infección con Ceratobasidium noxium, observándose necrosis en el pecíolo y luego manchas necróticas en el lado inferior de la hoja junto al peciolo hasta transformarse en un tizón foliar. Las hojas necrosadas quedan suspendidas mediante un hilo, similar a hilos de una telaraña, formado por una masa o cordón de micelio del hongo.
Una buena alternativa ante la falta de cultivares resistentes, es el uso de bio controladores. Lo poco que se conoce es el uso de hongos antagonistas como Gliocladium spp., Trichoderma spp. y Verticillium spp. Otra herramienta de manejo sería el uso de fungicidas.
Cercosporiosis (Cercospora coffeicola (Cooke) J. A. Stev. & Wellman).
Infecta el área foliar y los granos de plantas de café, reduciendo en hasta un 50% el rendimiento de granos. Los síntomas de Cercosporiosis en cafetos pueden ser variados, siendo las manchas con centro claro y borde amarillento denominadas como mancha de ojo marrón son las más comunes, mientras que las menos comunes son las manchas oscuras designadas como mancha negra. Los síntomas comienzan en el lado adaxial de la hoja, y con el aumento de la infección en estos tejidos las manchas aumentan de tamaño, presentando en el centro de la lesión una coloración blanquecina, borde marrón y halo amarillo, siendo consideradas en este punto como manchas maduras.
Para el manejo de la enfermedad Cercosporiosis es cultural, entre estas el riego, y la fertilización orgánica e inorgánica. El riego es una práctica que modifica el microclima del cultivo, interfiere en la luminosidad, temperatura y humedad relativa del aire, y la intensidad de la enfermedad en cafetos. De hecho, plantas irrigadas presentan 30% menos de incidencia de Cercosporiosis que las no irrigadas.
Por otro lado, una fertilización con dosis altas de N, K y P, reducen considerablemente la Cercosporiosis en hojas, y mantienen un mayor número de hojas y el balance nutricional en plantas de café. El uso de abonos verdes intercalados con plantas de café también reduce la incidencia y el número de lesiones de Cercosporiosis en hojas, y la incidencia de pudrición en frutos, ambas enfermedades causadas por C. coffeicola, siendo su eficiencia similar a la mostrada por la aplicación de urea.
Otras prácticas culturales que podrían reducir considerablemente la enfermedad en cafetos comerciales i.e. seleccionar semillas de ata calidad, trasplantar las plántulas a poca profundidad, seleccionar densidades poblacionales razonables, eliminar arvenses, restos de cultivos y tejidos o plantas infectadas, y proporcionar entre 35% y 65% de sombra.
Ojo de gallo (Mycena citricolor)
El ojo de gallo es otra enfermedad significativa en los cultivos de café. Esta enfermedad produce manchas circulares de color marrón o gris en las hojas, que pueden llevar a la defoliación.
El ojo de gallo afecta principalmente la capacidad de la planta para realizar la fotosíntesis eficientemente, lo que se traduce en una disminución del vigor de la planta y, consecuentemente, en una reducción del rendimiento y la calidad del café. El manejo de esta enfermedad incluye prácticas culturales y el uso de fungicidas.
Antracnosis del café (Colletotrichum coffeanum)
La antracnosis es una enfermedad que afecta las cerezas del café, causando la aparición de lesiones oscuras y hundidas en los frutos. Esta enfermedad puede provocar la caída prematura de las cerezas y una disminución significativa en la calidad del café.
En casos severos la antracnosis puede reducir drásticamente el rendimiento del cultivo. El control de la antracnosis requiere un manejo integrado, incluyendo medidas sanitarias, uso de variedades resistentes y aplicación de fungicidas.